¿Cómo cuidar tus libros?

¡Hola a todos!

¿Qué tal va el verano? ¿Caluroso por el hemisferio norte?, ¿frío en el sur? 

La semana pasada no publiqué nada (vacaciones, vacaciones...) y hoy voy a traeros algo que se me ha ocurrido así, ¡de golpe! Cómo cuidar los libros.

Parece algo muy sencillo o que tampoco requiere mayor atención, pero hay ciertas cosas que hay que tener en cuenta tanto en la limpieza como en su colocación en las estanterías. Os daré algunos consejillos que tengo en práctica y que he ido conociendo en mis andanzas por la blogosfera. Sin más dilación, ¡vamos a ello!

Cómo limpiar los libros

El punto más crítico de los libros es el canto superior (o cabeza), donde se posa todo el polvo (¡enemigo número uno!). Como se trata de uno de los cantos, las páginas son las principales susceptibles a sufrir algún daño, por lo que hay que tener especial cuidado:

1. Una vez al mes, con una aspiradora, trapo seco, plumero o brocha de cerdas suaves, limpiaremos la cabeza de los libros. ¡¡Es muy importante que sea en seco!!
2. Una vez cada seis o doce meses, quitaremos todos los libros de la estantería y haremos, lo que se llama, limpieza a fondo. Podemos limpiar el mueble con un producto específico, pero deberemos asegurarnos de que está completamente seco cuando vayamos a colocar de nuevo los libros. 
3. También podemos pasar un trapo en la cubierta del libro (seco si se trata de una cubierta de papel o ligeramente húmero si está plastificado). También cada medio año, aproximadamente.



Lepisma, Imagen de biologia.edu.ar

4. Ten especial cuidado con los insectos, en especial los lepismas y los roedores. Los lepismas (también conocidos cómo pececillos de plata) se alimentan de papel y las bibliotecas son, para ellos, todo un festín. Los roedores ya los conocéis y, a menos que tengáis los libros en buhardillas o almacenes, es raro que aparezcan.

No es difícil, ¿verdad? Realmente es una  limpieza rutinaria y habitual. ¡Solo hay que tener cuidado con los paños húmedos!

Conservar en buen estado los libros

Con la limpieza no basta. Hay ciertas costumbres que hay que mantener con los libros si queremos que nos duren muchos años y estén en buen estado:

1. Evita exponer los libros a la luz solar. Si dejas tus libros mucho tiempo al sol, el papel se resecará y se volverá quebradizo y la tinta se irá borrando. 
2. Evita la humedad. Y esto es muy importante porque puede abarquillar el papel, puede incluso desplazar la tinta y que aparezcan manchas de humedad. Por eso, es importante colocar los libros alejados de ventanas o lugares que sean propensos a tener humedad. En caso de no poder evitar la humedad, podéis poner bolsitas de arroz o de sílica gel (esas bolsitas que suelen poner en las cajas de zapatos).



Abarquillado del papel

3. Evita (también) exponer los libros a las fuentes de calor como las estufas. Esto puede provocar que el papel se seque demasiado, se abombe por el centro y se vuelva quebradizo. 
4. Es recomendable que se coloque de forma vertical, pues en otra posición la encuadernación sufre y se debilita. Aunque si no tenéis más remedio, otra posición podría ser la horizontal, aunque el lomo se irá debilitando. Lo importante es que no los pongáis apoyados sobre el lomo o el canal (el lado por donde se abre el libro).
5. Se recomiendan estanterías abiertas (por detrás, sobre todo) y de madera, para que los libros puedan respirar. De lo contrario, es mejor que dejéis un centímetro de distancia.
6. No forcéis el libro al abrirlo. El lomo sufre, mucho. Suele quejarse (suena como un crujido) y en ese punto, no intentéis seguir abriendo el libro. Intentad no abrirlo 180º y menos doblar uno de los lados como si fuera una libreta... 
7. Evita hacer dobleces en las esquinas de los libros. Es algo que todos hemos hecho cuando nos ha faltado un punto de libro, pero esa marca se queda ahí para siempre y puede acabar rompiéndose. 
8. Evita usar celo o cinta adhesiva para pegar páginas rotas. Cuando se nos rompe una página, es lo primero que hacemos. Pero puede decolorar las hojas. ¡Aunque, personalmente, prefiero que se decoloren a que le falte un trozo!
9. Evita humedecerte los dedos para pasar las páginas. Piensa que es humedad para el libro. Mínima, pero puede afectar a la larga.
10. No guardes flores o plantas dentro de los libros. Por experiencia os digo que se quedan manchados, las hojas se pueden deformar e incluso empezar a degradarse...
11. ¡Ojo con toser, estornudar, los insecticidas o los perfumes! ¡Más humedad!
12. Intenta no leer con las manos sucias o comiendo algo. Puede mancharse y en el papel ya no se podrá limpiar.
13. ¡No pintes con bolígrafos o rotuladores! Eso se queda de por vida. Si has de hacer alguna anotación, mejor con lápiz y muy flojito. Pero posiblemente no puedas quitarlo: ya sabemos que muchas gomas de borrar ensucian más que limpian, y si no, pueden deshacer las fibras del papel.
14. Ten cuidado cuando te lleves el libro fuera de casa. Transportar un libro para arriba y para abajo acaba doblando las esquinas de las cubiertas. ¡Usa alguna protección para evitarlo! En Fnac, por ejemplo, puedes encontrar unas sobrecubiertas de tela que pueden ayudar a protegerlo. Los libros de bolsillo son los que más sufren en este sentido y forrarlos no es, tampoco, mala idea.

¡Y eso es todo!

No todos estos consejos los pongo en práctica, la verdad... El de la cinta adhesiva, por ejemplo. Pero la mayoría, ahora sí (¡mala yo del pasado que metía flores en los libros!).

¡Espero que os sea de ayuda!

¡Nos leemos!