lunes, 14 de marzo de 2016

Libros que tengo por leer (I)


¡Hola a todos!

Hoy os traigo una revisión. Veréis, como todo lector, se me acumulan libros, y hay muchos que acaban en el fondo de la estantería por haber otros que interesan más. Hoy quiero hacer una revisión profunda de los libros que están en mi estantería y que aún no he leído. 

Tengo que admitir que tengo bastantes, muchos de ellos que no son de los que se leen como una novela, otros no fui capaz de terminar o se me atragantaron, incluso tengo alguno que me regalaron cuando era una enana y terminó por no llamarme nada la atención.

Así que, ¡hoy por todos esos olvidados de la estantería!




Siguiendo el orden que tengo en mi estantería, la primera novela que tengo sin haber leído es Los Simpsons y la filosofía, de William Irwin, Mark T. Conard y Aeon J. Skoble. Creo que estaba en bachillerato cuando mi madre me pidió que eligiera un libro en Círculo de Lectores. 

Si no recuerdo mal (y si no ha cambiado), en ese club tenías que pedir un libro mensual (o lo que estuviera en el catálogo), y muchas veces mi madre se quedaba sin ideas. Yo, recién con el hype de entender la filosofía de clase, vi ese libro y me llamó la atención. 

De lo que nunca fui consciente es que, en aquel momento, nunca había sido capaz de leer ningún libro que no fuera una novela. Y encima este era una especie de ensayo que explicaba el comportamiento de los personajes de Los Simpsons con las teorías de los grandes pensadores filósofos. Obviamente, debí leer una página... y no volví a tocarlo... Y no creo que lo haga nunca.



Diario de Ana Frank, de Ana Frank. Creo que lo avancé bastante. Pero debía de ser una niña cuando lo empecé y ahí se quedó el pobre. La forma en la que estaba todo narrado era muy diferente a la idea que tenía de una niña como era Ana. 

Cuando lo conseguí, ahora mismo no recuerdo como, iba con la idea de que esa niña escribiría como lo hacía yo. Pero me encontré con una narración muchísimo más adulta de lo que esperaba. 

Esta novela sí que merece una segunda oportunidad y empezar a dejar de acumular polvo.



Billete de ida y vuelta, de Gemma Lienas. Si no recuerdo mal, este fue una lectura recomendada de finales de la ESO. Cuando terminábamos los cursos y empezaban las vacaciones de verano, solían poner deberes para no olvidar lo que habíamos aprendido. Muchos años, esos deberes eran leer un libro de los que recomendaban en una lista. En lengua catalana, escogí este. 

Y supongo que merezco la muerte por algo así, pero recuerdo que me quedé a apenas unos pocos capítulos para terminarla. Y no entiendo por qué. Normalmente, cuando un libro no me gusta, a los dos o tres capítulos (o 100 páginas, según), es cuando acabo por dejarlo. ¡Pero este le quedaba nada! Además, no tenía ningún lenguaje complicado ni nada. De hecho, llevo años mirando ese libro y pensando: ¿por qué lo dejé si estaba todo bien? Misterios sin resolver de la vida... 

Para quien no lo conozca, este libro trata la historia de una chica con un trastorno alimenticio y de cómo lo vive ella y toda su familia. ¡Estaba genial la historia! Pero mira... otro al que algún día tendré que darle una segunda oportunidad...



Montaraces: las ruinas de Gorlan, de John Flanagan. Otro que cayó en mis inexpertas manos por obligación de Círculo de Lectores. Aunque con este, debo admitir, elegí mucho mejor que con el primero que os he enseñado. 

Montaraces me llamó la atención por su cubierta y por su sinopsis. Sin embargo, en aquella época no conocía la blogosfera, por lo que al elegir los libros no me informaba nada de nada de cómo podía ser determinada historia. Esta la elegí como muchas otras: me llama la atención, me gusta la cubierta. 

Si os soy sincera... ni siquiera recuerdo de qué iba. Según la sinopsis, el protagonista es un huérfano que fue abandonado en un canasto con una nota pidiendo que le cuidaran bien, pues su madre había muerto en el parto y su padre como un héroe. Al crecer, el chico quiere ser guerrero para honrar la memoria de su padre, pero le depara un destino diferente en el que deberá ser, sobre todo, osado. 

Buscando en Internet, parece que ahora tiene una cubierta diferente: azul con el primer plano de un hombre encapuchado. Yo os muestro la imagen de la edición que tengo... que parece que está en peligro de extinción.



La pólvora de febrero, de Fernando Lalana. Este libro fue sorpresa. Me suena que fue uno de los libros que regalaban en los concursos literarios de mi instituto. Solían regalar un par, acorde con la edad del ganador, junto con un diploma y una rosa (era por la diada de Sant Jordi). Gané muchos años (creo que fue desde segundo de la ESO hasta segundo de Bachillerato) y fui acumulando libros que... ni conocía ni me llamaban la atención. Y este fue uno.

Si no voy mal encaminada, es una historia alrededor del golpe de estado del 23 de febrero de 1981. Según la sinopsis, una anciana deja una buena herencia a una compañía de teatro, pero deberán representar su obra de teatro preferida. Todo perfecto hasta que la compañía se pone a mirar el texto, que parece ser más complicado de lo que habían planificado. Por no hablar de que se verán obligados a actuar con un grupo de teatro militar que está implicado en el 23 F.

Lo leyó mi madre. Pero a mí, estas historias mas bien históricas, no me van mucho...


Sí, la cubierta es como de imitación
de cuero. ¡Es como una reliquia!

Sherlock Holmes: Obras completas (I), de Sir Arthur Conan Doyle. Otro libro que me llegó un poco por sorpresa. Se trata de una recopilación de las obras de Sherlock Holmes, en este caso, las cuatro primeras: Estudio en escarlata, El signo de los cuatro, El sabueso de los Baskerville y Memorias de Sherlock Holmes

Cuando mi tío se mudó a su nuevo piso, la anterior propietaria tenía una pared llena de libros. Según me contaron, muchísimos de ellos los donaron y los que estaban en mejor estado o les llamó su atención, los guardaron. Entre ellos estaban estas obras completas (creo que dos volúmenes). Me dieron la opción de que me llevara los que quisiera, y elegí este (junto a tres más). 

Aún no he encontrado el momento de leerlo. Pero además, si lo vierais... Es un tocho de 529 páginas con una letra diminuta. Sin lugar a dudas, me da muchísimo palo. ¡Pero algún día pienso leerlo!



¡Y hasta aquí por el momento! Como ya he comentado, tengo muchos libros por leer en mi estantería. Así que para no hacerlo mucho más pesado, haré varias entradas tratando el tema. 

¡Nos leemos!





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